Hace meses, diría años, que escucho algunos relatos estremecedores de ciertos taxistas. A los que algunos llaman filósofos o psicólogos populares. Me han contado, en particular los que trabajan de noche, que en las zonas cercanas a las estaciones de tren, o terminales de colectivos, niñas, ni siquiera jovencitas, NIÑAS, se les acercan y les ofrecen sexo, antes por billetes y ya hoy, con tanta malaria, por monedas para comprarse un sandwich o viajar de vuelta a sus casas.
Realmente es estremecedor. Pero lo más bizarro, es que si estos filósofos populares, o consumidores, por qué no?, lo saben, cómo no lo saben los funcionarios que atienden estos temas.
Quizá la razón fundamental es que los funcionarios actuales son los que más apoyan la nueva ley de infancia, por la cual, los niños y niñas deben ser reintegrados a su familia de origen, mejor lugar para su crianza, aunque esa familia les estimule trabajar de lo que sea para llevar "unos pesitos " a casa. Los que escuchamos estos relatos, y vivimos en la Ciudad de Buenos Aires, tenemos que llamar a la línea 102 y denunciar estos hechos, aunque se sature de denuncias. Por lo menos van a tomar conocimiento de lo que pasa, y quizá alguna niña pueda recuperar su preciosa niñez.