jueves, julio 26

La Carta a Papa Noel que nunca llego

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Carta de un “cartonerito” a Papá Noel
Por Inés María Correa / 21 de Diciembre de 2006
La siguiente es una carta de Navidad de un niño cartonero de nuestra ciudad de Buenos Aires. Es una carta que Jorgito le escribió a Papá Noél, con sus esperanzas y sus deseos. Esta carta nunca llegó a su destinatario, pero puede llegar a nuestro corazón y desde lo que expresa, desde su sentimiento, hacernos a todos un poquito más solidarios no solo en estas fechas que nos sensibilizan, sino cada día, en nuestra cotidianeidad.

La carta de Navidad que nunca llegó
Querido Papá Noel:

Me llamo Jorge, tengo 8 años, me dicen Jorgito.

Te escribo esta carta porque en los lugares por donde ando trabajando veo en todas partes muñecos que hacen de vos con una bolsa roja que lleva regalos y un chico de la Capital y que me junta ropa y juguetes para dármelos me dijo, que él te escribía cartas y que después, la noche de Navidad, se le aparecían los regalos. Yo no se si es así, mi mamá me dijo que no existís pero como hoy llovió y no salimos a trabajar voy a escribirte, a ver qué pasa.

Te quiero contar quién soy yo, así sabés y te das cuenta por qué te pido los regalos. Vivo en el barrio San Jorge, acá en Florencio Varela. Mi mamá me contó que por eso yo me llamo Jorge, que no habían pensado qué nombre ponerme y mi papá fue al Hospital a sacarme el documento y dijo Jorge, por el barrio. Hoy estoy muy aburrido porque no tenemos donde ir, y se cortó la luz y todos mis hermanos están molestando encima mío. Así que te voy a contar muchas cosas. Por ejemplo: nunca tengo tiempo de escribir ni de estudiar para el colegio porque todos los días tenemos que estar saliendo a trabajar.
Mi maestra y algunos compañeros del colegio me preguntaron de qué trabajo, y aunque me da un poco de vergüenza, yo les dije que trabajo con el cartón. Para mí es un trabajo común, y es mejor decir eso que decir que levantás o revisás la basura. Sé que dos compañeros míos también salen con sus papás pero ellos no lo dicen, dicen que sus papás son changarines, les da vergüenza, pero yo los vi haciendo cola en el “tren blanco”.

Además yo desde chico que veo a mis papás haciendo eso. Mi papá siempre me muestra, cuando vamos caminando por la calle, todos los edificios que construyó cuando era albañil , y a veces, cuando junta un poquito más de plata, compra material y se pone a construir algo y yo me quedo al lado suyo y él me enseña, le alcanzo los baldes y quiero aprender, es mejor que juntar cartones. El otro día, creo que fue el lunes, no fuimos a la calle, porque nos fue muy bien el fin de semana, entonces estuvimos trabajando en una nueva pieza para mis hermanos más chicos. Y me gustó mucho, primero fuimos al corralón, compramos unas bolsas de cemento, nos trajeron la arena y como ya teníamos algunos ladrillos, empezamos con eso, y ahora que me acuerdo, también teníamos una bolsa de cal. Bien temprano, mientras preparábamos el material, mi vieja nos trajo un jugo porque hacía mucho calor. Ese día lo que yo aprendí fue a fratachar. Yo siempre lo quería hacer pero como estaba mi tío no podía y justo el lunes mi tío se fue a laburar, entonces mi viejo me dio el fratacho a mí, aunque no lo hice tan bien, por lo menos empecé. Estuvo muy bueno.

Nosotros somos siete hermanos, casi siempre salimos todos, a veces cuando volvemos con los cartones, parecemos muñequitos de torta, porque mi viejo nos pone a los más chiquitos arriba de todo del carro.
Sabés, no siempre vamos por los mismos lugares, vamos cambiando de acuerdo a la distribución que hacen los vecinos, o los que les alquilan los carros. Los que alquilan los carros salen a cartonear también, pero hacen más guita con lo otro. Ellos te dan la posta para decirte por dónde ir.
Ahora te cobran 2 pesos el día, pero imaginate que casi todos tienen tres o cuatro carros , con eso ya se hacen una diferencia. Si no quieren salir un día, por lo menos para la comida tienen.

Nosotros ahora estamos bastante bien, porque mirá, un día el que nos alquilaba el carro cuando empezó mi papá, nos dio unas calles para hacer y justo a la hora que pasábamos sacaron unas bolsas enormes de una fábrica, era plástico como molido y muchos bidones que estaban casi vacíos pero no del todo. ¿Sabés qué tenían? Un resto del esmalte. Y cuando revisamos otra de las bolsas, estaba llena de frasquitos también de esmalte, con los pincelitos, esos, como los que se venden en las farmacias. Bueno, encontramos de todo para empezar a vender. Nos está yendo muy bien, porque vendemos plástico, esmalte, cartón, sacamos buena guita. Ya hace como seis meses que vamos todos los días ahí y para todos es muy bueno porque no tenemos que ir por la calle buscando cosas. Vamos ahí, a la fábrica, que encima queda cerca de acá, ojalá que dure, que sigamos así, porque no me gusta mucho andar por ahí de barrio en barrio prefiero ir a un lugar fijo.

Sabés, ayer cuando andábamos en la calle vi una vidriera que tenía una mesa llena de comidas exquisitas y postres ricos, pero yo sé que no voy a poder probar nada de eso, aunque sea quiero encontrarme en una de esas grandes bolsas de consorcio algún juguete más o menos entero.
Sueño con un auto, o mejor una camioneta de plástico. Siempre pienso en lo bueno que sería para mi familia tener una grande para no tener que caminar tanto y cargar todo en ella y luego vender más cosas para tener un par de zapatillas nuevas.

Papá Noel, este año me porté más o menos, mi maestra llamó a mi mamá muchas veces porque yo no iba al colegio. Te lo digo a vos, a mí me gusta el colegio, pero estaba tan cansado de todo el tiempo que pasamos caminando en la calle, que muchos días no tenía ganas de ir, y yo le decía a mi mamá, -no voy, dejáme faltar, porque sino me voy a lo de la tía sin decirte nada-, y entonces me dejaba faltar, porque no daba más. Me cansaba mucho porque íbamos fuimos todos los días a la Capital, caminábamos mucho, mucho, a mí no me gustaba cuando llovía porque se mojan todos los papeles que podemos juntar y se te pega la ropa y todo te pesa más. Y ya sabemos, tenemos que buscar y tratar de elegir los papeles y cartones secos, eso era antes de que empecemos a ir a la fábrica, ahora estamos un poquito más aliviados.

Y te cuento, a mí me parece que no vas a leer lo que te escribo , que no existís de verdad. Pienso que esta carta va a ir a la basura, igual a mí me ayuda. Es como que me hablara yo, mis primos dicen que estoy medio loquito porque cuando juego les hago hablar a unos muñecos que tengo, pero a mí no me importa yo juego así y me sirve porque es como que ellos me contestan algunas preguntas que tengo.
Pero, por si acaso, alguien lee esta carta, Papá Noel o alguien que quiera saber cómo vivimos: un día encontré a mi
tío en un galpón que tienen con mi viejo donde acomodan los cartones que traen y los tienen bien apiladitos y después los hacen fardos, y cuando entré lo ví cómo los rociaba con una manguera para que pesen más, me pareció muy divertido, y salí enseguida para que no me viera.

También te cuento, Papá Noel, que mi papá nos explicó a todos que hay que buscar muchos papeles y cartones, que ahora le dan casi 30 centavos el kilo, pero el año pasado le daban más, y por eso todo el mundo quería ser cartonero, y como tanta gente fue a la calle, ahora se paga menos, o no sé por qué. Por eso tenemos que salir todo el día. Durante el año, muchas veces no nos alcanzaba la plata para comprar cosas. Antes íbamos a la Capital y nos comprábamos panchos y a la noche comíamos bien, (pero ahora va mucha gente a la Capital, de mi barrio sale un montón de gente). A muchos compañeros del colegio los encuentro en el tren. Ahora no alcanza la basura para todos. Primero era porque mi papá se quedó sin trabajo, y el vecino de al lado también y no quedaba otra que salir, y a muchos les pasó eso, después cuando te pagaban más las cosas que juntábamos, los que estaban sin trabajo y salían a buscar y no encontraban, preferían salir a cartonear como nosotros, aunque no les gustaba, pero traían plata para la comida. Lo que veo que casi todos los más pobres de mi barrio salen. Yo quiero, Papá Noel que nos alcance a todos, no, mejor quiero que no tengamos que salir a trabajar de eso, la gente te mira mal en la calle, algunas personas, si te ven, se enojan porque les dejas las bolsas tiradas.

Hace unos días no sabés lo que pasó, mi tía quería salir con nosotros porque necesitaba plata, se quería ir de su casa, su marido como no consigue trabajo, la poca plata que hace en changas se la gasta en cerveza, y ahí lo ves, tirado, y después, cuando llega a su casa se la agarra con mi tía y le pega, entonces ella quiere tener su plata para poder irse de esa casa. Y un día se animó y salió con nosotros, miraba para todos lados porque no quería que nadie la descubriera, tenía mucha vergüenza, nosotros nos moríamos de risa porque ya estábamos acostumbrados. Mirá, hasta vino a la tarde el día anterior y nos preguntó qué ropa podía ponerse. Mi mamá le enseñó cómo hacer, que primero, a mano pelada, tenía que tantear la bolsa de afuera para ver si había vidrios o algo que la pudiera lastimar. Después de tocar y saber que no había nada, entonces podía meter la mano y buscar, y ella vió un contenedor verde, de esos que te trae la Municipalidad, que son grandes. Hay algunos que los usan de basurero, pero son para construcción, y como era grande, quiso empezar por ese. Fue metió la mano primero y como era de noche cuando salimos, no alcanzó a ver pero sintió como algo peludo, y vino corriendo a los gritos: “un tapado de piel, me encontré un tapado de piel”, pero, ¿qué es? Le preguntó mi mamá, porque nosotros la estábamos mirando desde lejos, tenía una cara rara, como si no supiera qué estaba tocando. Y mi mamá fue con ella a ver lo que era, entonces mi tía volvió a meter la mano, porque no se veía nada y le decía a mi vieja, “no sé, tiene la piel suave, cómo se llama el animal con los que hacen tapados, ¿nutria?” Entonces mi vieja, la corrió y le dijo, -dejame ver a mí-, metió la mano y pegó un grito, ¡¡¡no sabés!!!, le dijo de todo a mi tía, porque mi vieja lo tuvo que sacar y era un perrro muerto, nunca me voy a olvidar de la cara de mi tía, nosotros que ya nos había pasado de todo nos empezamos a morir de risa, pero me dio una lástima por ella. Lo que pasa que en la calle te pasa de todo. Y mi tía salió esa semana pero después no salió más, porque la calle no es para cualquiera. A mí me da lástima porque sigue viviendo con su marido, que está un poco más tranquilo, pero no tanto, a veces le vuelve a dar, y no se si mi tía se acostumbró o qué.

Yo quiero que mi hermanita Yésica que tiene un año no vaya más con nosotros, a veces se enferma y tiene que ir igual, porque mi mamá no tiene con quien dejarla, casi todos salen a buscar cartones. El otro día, ella se lastimó con un vidrio que había en una bolsa y mi mamá le puso un pedazo de su remera de venda, era un vaso roto, no le habían puesto papel, y cuando Yésica vio algo que brillaba lo agarró pensando que era un juguete y se cortó, por suerte no fue grande la herida pero le salía mucha sangre, porque se cortó un dedito y ahí sale mucha sangre. Yo quiero que le traigas a mi hermanita una muñeca que vi en la tele. A nosotros, a los chicos mi papá no nos deja que toquemos las bolsas, no nos deja que las revisemos, él las revisa o mi mamá, pero nosotros no, porque dice que nos podemos lastimar, por eso mi mamá la retó tanto a mi hermana cuando se cortó, porque ella le había dicho que no meta la mano. Cuando ellos las revisan, las tocan, se fijan si no hay nada, que pueda lastimar, después la vacían toda en otra bolsa nueva que llevan, entonces cuando la pasan de una a otra, van separando lo que sirve, y ahí sí, nosotros juntamos los cartones, las revistas, separamos las botellas, porque las de vidrio te las pagan más, pero según cuáles, las de plástico transparente tienen un precio, las de color otro, las de plástico verde y celeste no valen mucho, y todo lo que sea metal te lo pagan bien, a mí no a mi papá. Cuando nos encontramos algún cable o alambre, bueno, saltamos y lo festejamos, a veces, sabés, sueño con las cosas que me encuentro y cuando me despierto, me despierto triste porque no tengo lo que me había encontrado.

Papá Noel, me contaron unos chicos que conocí en la Capital que vos sos muy bueno y que cumplís lo que te piden, nos podés regalar una camioneta de verdad para ir a la Capital y no tener que viajar tanto y traer todo ahí. Quiero una camioneta amarilla, con luces en el techo, así todos la miran, pero quiero que podamos llevar a nuestros vecinos también, porque ellos son mis amigos y muchos no van más a la escuela porque se enferman siempre de tanto trabajar. Como mi papá con su papá van juntos a vender las cosas que sacan, entonces también comemos juntos a veces. Lo que pasa es que cuando se juntan, también se ponen a tomar y se ponen a hablar de las casas que construían cuando tenían trabajo.

Querido Papá Noel, no puedo escribir más, me voy a dormir. Sino podés regalarme lo que te pedí, traeme algún juguete porque todos los que tengo me los encontré en las bolsas que reviso, Si podés regalarme una pelota de cuero, me voy a poner contento y voy a jugar con mis hermanos y mis amigos. Te pido también que mi mamá no se ponga tan triste cuando volvemos a casa y no puede cocinar porque no tiene con qué, que mi hermano mayor no se quede siempre en la calle, le puede pasar algo. Papá Noél, no quiero que vaya tanta gente a la Capital porque no nos alcanza a todos, gracias si me traes algo.

Igual, si sos tan bueno como dicen, vas a saber qué es lo que quiero pero ahora lo que quiero es dormir, después de jugar en mi casa. Ayer, cuando llegamos de trabajar con mis hermanos y mis vecinos hicimos una guerra de agua con la canilla de la calle. Estuvo muy bueno. Ayudame, Jorgito.

Inés María Correa asesora a la diputada Estenssoro en temáticas relacionadas con la niñez. Ha recibido una mención especial en el rubro medios gráficos en el Premio Gota en el Mar al Periodismo Solidario, en el año 2004, por sus publicaciones en el Diario La Nación. Esta carta formará parte de un libro que está preparando.

Este post fue publicado por Inés María Correa, el Jueves 21 de Diciembre de 2006 a las 13:23, bajo la sección Reflexiones, Todas. Puede hacer un seguimiento de los comentarios de este post gracias al feed RSS 2.0. Puede dejar un comentario, o enviar un trackback desde su sitio.

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